Cómplices

Advertencias y avisos

Querido lector, querida lectora a partir de este momento, Euritmia en la Red ha eliminado de sus contenidos la novela corta "Alas rotas", cuya primera versión fue escrita en el verano de 2003.
Como explico en el post correspondiente la razón se debe a que la editorial "La Esfera Cultural" ha decidido publicarla en papel.
Puede adquirirse si pulsáis en ESTE ENLACE

VERSIÓN EN AUDIO DE ALAS ROTAS

Introducción a la versión en Audio.

martes, 9 de noviembre de 2010

Fin de trayecto. Segunda parte. Capítulo 22

Sábado, trece de agosto de 1988.
Amanecer.

Esta triste mañana estoy sola. Desnuda y sola. Lo único ajeno a mí está en mi interior: el semen de Joaquín buscando, inútilmente, algún óvulo que fecundar. Cubierta sólo por la sábana del abandono y del desprecio, una sábana cotidiana, costrosa. Otra pensión de mala muerte. Suciedad y calor. Un cuarto de baño y una ducha para todas las habitaciones.

Pero, ¿cómo iba yo a suponer lo cabronazo y calzonazos que es Joaquín? Al final tendré que dar la razón al abuelo. Eso me enfada más aún. Tener que dar la razón a ese nazi machista, a ese fósil medieval.

Ahora que escribo estas líneas he logrado calmarme. Pero he vivido unos momentos terribles. Al estirar mi brazo hacia un lado para rozar su cuerpo, he notado su ausencia, paloma muerta. Y he notado como si mi corazón se empezara a vaciar, como si los latidos felices de mi corazón se ausentaran de mí. ..
En un principio, he luchado contra la intuición. He pretendido ser lógica (aunque más bien he de escribir que lo único que ha llenado mi cerebro ha sido el deseo), y he pensado que quizá estuviera en el cuarto de baño. He mirado en torno y, salvo un par de arañas, nada especial, porque ya no es especial el deterioro, la suciedad, el desmoronamiento de las cosas no cuidadas.
He mirado con más detenimiento y me he dado cuenta de que su ropa no estaba...Una sensación de ahogo, de asfixia, de angustia, me ha recorrido por todo el cuerpo centrándose de forma especial dentro del estómago, como una punzada constante, tenaz y, al mismo tiempo, aguda...He intentado respirar hondo. Los mensajes inconscientes eran claros y diáfanos, pero no los he querido escuchar, todavía. He querido pensar que quizá iba a llenar la furgoneta de combustible, o comprar alguna cosa...Pero, muy adentro, sabía que eran excusas...
Estaba todo suficientemente claro.
Pero la misma lógica me ha desbaratado tales ideas: cómo iba a dejar el lecho a las cinco y media de la madrugada para comprar algo.
Me he levantado nerviosa, y he visto un papel arrugado en la silla donde está mi ropa, justo encima de las bragas, será cerdo.
Un latido ha tronado en mis sienes. He sentido el pálpito de una premonición con toda la certidumbre que sienten los soldados cuando oyen el vuelo de la granada y saben positivamente que la explosión se va a producir en sus cercanías.
Cuando, por fin, la he leído, todo se me ha obnubilado definitivamente. He sentido que la luz del sol intenso de agosto desaparecía de repente. He sentido que para mí empezaba una noche que no amanecería jamás.
Antes de destrozar el papel, cuchillada de plata en el mismo centro de mi corazón, voy a copiarlo tal cual lo ha escrito, incluyendo las faltas de ortografía:

“Querida Mila:
Siento tenerte que hacer esto. Ya se que te prometí que me iría contigo al fin del mundo. Ya se que despues de que me has enseñado el periodico con la foto y despues de que he leido lo que ponia te prometí que no me importaba nada. Pero ahora cuando nos hemos quedado dormidos, pues he seguido dando vueltas a la cabeza, y bueno me he asustado porque resulta que al final de toda esta pelicula yo te he secuestrado. Pues menudo marrón que me tengo que comer. ¿Sabes? al que busca la poli es a mi. Así que me he acojonado y me largo. Antes de seguir con lo nuestro tienes que aclarar las cosas con tu familia.
Como eres una tía cojonuda en la cama, y una buena compañera, y creo que te quiero, te dejo unas pelas y te prometo que asta dentro de tres dias no ire a la poli. Te dejo tiempo para que llegues a los madriles. Despues me inventare alguna cosa para despistar a la pasma y a los de tu casa. Si al final decides volver a tu casa aguanta un par de dias mas para que a mi no me pillen.
Mila creo que debes volver pero tu sabras.
Te quiere, Joaquín”
(Como ves, querido diario, la lección de las tildes y de las comas se las debió de saltar).

Ni siquiera me ha dado las gracias. Ni un beso de despedida. En fin, que Joaquín se lo ha pasado estupendamente conmigo (incluyendo la última noche, en la que hemos fingido los dos, por lo que se ve). Se ha asustado, se ha acojonado, como ha escrito, y se te he visto no me acuerdo. Era algo que me esperaba, en el fondo. Aunque deja una puerta abierta a seguir con lo nuestro, pero claro, primero me debería arreglar con los de casa. Quizá sea lo lógico, y la que desvarío soy yo.

¿Por qué le habré enseñado el periódico? Maldita la hora. Claro, que en el fondo la culpa es mía, si no se lo llego a contar probablemente no me hubiera dejado ahora. Pero si lo que quería era pasárselo bien unos días, supongo que hubiera desaparecido antes o después. Como mucho al final de mes, cuando se le acabaran las vacaciones. Además se lo tenía que enseñar. No podía ocultarle que la pasma tenía una denuncia contra él por secuestro, y encima, de una menor. Entonces si que hubiera merecido su desprecio profundo y eterno.

Pero lo más doloroso vino inmediatamente después. Cuando mis ojos dejaron de llorar, y empezaron a ver con más claridad, pero no sólo la habitación, sino mi futuro.
Debajo de la nota, me ha dejado quince mil pesetas, no sé si a cambio de mis servicios, o porque se ha sentido especialmente generoso conmigo, o es que todavía le queda algo de cariño. Espero que haya pagado la habitación y el desayuno antes de largarse, porque si no pronto empiezo a gastar.
Me he asomado al polvoriento alféizar de la sucia ventana. Ya no estaba la furgoneta.

Ahora sí que estoy completamente sola. Y la constatación del hecho, me ha hecho derramar todavía más lágrimas.

Nunca he sido especialmente comunicativa con mis semejantes, una especie de muralla me ha cercado cuando me encontraba entre los demás. He preferido escuchar a hablar. Una postura, supongo.
De alguna forma, siempre he sido aliada de la soledad. Pero no es lo mismo que una busque los rincones ocultos de sí misma, o busque sensaciones placenteras viendo vestirse de carmesí un atardecer, por ejemplo, a que una se encuentre con la soledad, como si fuera un precipicio que se abre a los pies, y bajo el cual sólo está el vacío. No es lo mismo querer estar sola, que a una le dejen sola, tirada, abandonada, como un clínex lleno de mocos.
Una parte de mí (no sé si uno de los famosos hemisferios en los que dicen que se divide el cerebro) me dice que debería volver. Debe ser la parte más cuerda. Siento un susurro que me dice cosas: al menos en casa tendré cama y comida y ropa limpia. Es decir tendré solucionada la subsistencia, aunque sólo sea eso, ya es algo importante, porque ahora mismo estoy en la puta calle, como quien dice. Aunque no me perdonen del todo, aunque la herida sea definitiva, al menos, se podrá soportar una convivencia más o menos civilizada. Porque, aunque me tratan como si fuera un niñita de once años, la verdad es que a su manera me quieren, aunque sea como un objeto de su propiedad para ellos, sobre todo el abuelo. Aunque yo sea poco más que la espada que guarda de no sé cuánto hace; aunque me haya convertido en el ánfora rota, que ellos intentaron proteger con tanto cuidado, para entregársela intacta a no se quien... Mamá menos, siempre me ha odiado porque le corté la época de su esplendor, porque fui la encarnación de su fracaso y su frustración, aunque supongo que ese odio lo tiene tan enterrado en el subconsciente que ni a ella misma lo reconoce. Después de nacer yo, ella empezó a perder el encanto que atesoraba, y los horizontes que se había trazado, y eso nunca me lo perdonará.

He llorado. Me he descargado. Ha sido como una tormenta de estío. Recordaba a mi familia, a Joaquín que no me quiere, sino es para que engrose la lista de sus trofeos de caza sexuales; sentía el miedo a fracasar, a darles otra oportunidad de continuar humillándome... Mientras lloraba, he pensado en salir de esta pequeña habitación, cruzar la gasolinera y colocarme en mitad de la carretera, desnuda como estaba, a ver si alguien me atropellaba, y así dejaba de pasarlo tan mal.
Pero me ha dado miedo.
Todavía no está todo acabado. Sigo confiando en mí misma. En algún resquicio de mi persona anida cierta fuerza interna que me impulsa a seguir hacia delante. Intuyo, no sé si acertadamente, que el futuro, a pesar de todo, es mío.
Quizá pueda hacer el último intento. Estoy a treinta kilómetros de Madrid, más o menos. Quizá desde este pueblo haya algún autobús para Madrid...
Después me alojaré en una pensión, y a buscarme la vida. Con el dinero de Joaquín tengo para unos días. Agotaré todas las posibilidades. En Madrid fijo que la policía no me encuentra tan pronto. Suponiendo que me busquen. Y si me encuentra, pues a casa, qué remedio. En ese caso reconoceré que me han vencido, pero no me rendiré. No quiero darles el gustazo de presentarme por mi propia voluntad. Y eso que no es lo mismo afrontar esta aventura sin el apoyo de Joaquín que hacerlo sola.
Ellos quieren disfrazar la historia como un secuestro para evitarse la mirada de burla del resto de la sociedad con la que cohabitan.

(Una cosa sí que os reconozco, mamá, y es que habéis organizado un buen entramado. Habéis utilizado muy bien los elementos de los que disponéis. Además quedas muy bien, pues utilizas las cosas que yo te dije. En el fondo, te he dado yo misma la historia. Tal y como actué contigo los últimos días, es la única explicación posible a mi desaparición).

Pues si quieren que vuelva, tragarán con la burla de las gentes que les rodean. Pasarán por la humillación. Han jugado un juego peligroso, y la aparición de Joaquín se lo va a desmontar. Y si no es suficiente su aparición, el testimonio de Laura y su madre serán suficientes.

(Mamá vas a ser el hazmerreír de Euritmia).

Querido diario voy a prepararme rápidamente y espero que los de esta pensión me puedan informar. Parecían buenas personas anoche.

Continuará...

7 comentarios:

Flamenco Rojo dijo...

Hoy he pillado el capítulo recien sacado del horno...Vaya marrón que tiene esta chica. Y cuántos casos de estos se dan en la realidad por desgracia. En fin, seguimos atentos al diario de Mila.

Un abrazo.

Isolda Wagner dijo...

Flamenco, creo que te tengo que recordar que se trata de una novela, muy bien escrita, eso sí, pero que no es real. Ni corriente. No, si no lo digo por nada.
¿Que acongoja? pues sí. Pero vamos a disfrutarla como lo que es.
Besos a ambos, esribidor y "sufridor".

Unknown dijo...

Que carácter que tiene esta chica, y que bien que has transmitido la sensación de desasosiego que probó al descubrir que se había quedado sola.
No veo la hora de saber como sigue, amigo mío, si fuese un libro lo habría devorado en una noche, me tienes atrapa'o en tu novela.

Un abrazo.
Leo

catherine dijo...

Otro puñetazo después de la foto en el periódico. Sola, sí, está sola y más cabezota que nunca.
La carta de Joaquín te podría haber ayudado para escribirla, o es que él preveía la reforma de la RAE.

Marina Filgueira dijo...

Bueno- bueno... me está entrando pena, ésta chica! Pero claro es novela, lo que a mí me pasa es que... vivo como una tonta, un libro o una película si es buena. Y, la verdad es que esta novela me trae inquieta y atrapada. Amando, es un placer leer todo lo que escribes. Un abrazo. Ser muy felices todos vosotros.

Ángeles Hernández dijo...

A mí la carta de Joaquín me parece digna y madura, a pesar de la falta de tildes. Es verdad que se ha ido a la chita callando pero las razones que esgrime son de peso y le dice que es buena compañera, buena amante y que la quiere. Encima le ha dejado 15000 pts que para la época no está mal. En todo caso como le pille la Guardia Civil en compañía de la chica lo tiene muy difícil para demostrar que no es un secuestrador
siendo ella menor y por tanto no responsable de sus actos según la ley.

En fin, que la falta de amor produce inseguridad y deseos de ganar a toda costa; ese es a mi juicio el gran problema de Mila, ese, y el ejemplo de pugna perpetua en su hogar.

Un abrazo (sigo que todavía no mehepuesto al día) Á

Ana J. dijo...

Era de esperar. No sé en qué estaba pensando esta chica, aunque en esa época las cosas no eran tan sencillas. Bueno, ahora tampoco, para una menor y sin dinero.
Ya hasta su familia le parece menos mala, aunque sige teniéndoles inquina.
Lo de la carta de Joaquín... hasta bueno fue, después del problemón/putada que le acaba de gastar Mila. Porque no hay que perder de vista que al que se le va a caer el pelo.
Esto está al rojo vivo, y sospecho que no ha hecho más que empezar.
Un abrazo grande