Cómplices

Advertencias y avisos

Querido lector, querida lectora a partir de este momento, Euritmia en la Red ha eliminado de sus contenidos la novela corta "Alas rotas", cuya primera versión fue escrita en el verano de 2003.
Como explico en el post correspondiente la razón se debe a que la editorial "La Esfera Cultural" ha decidido publicarla en papel.
Puede adquirirse si pulsáis en ESTE ENLACE

VERSIÓN EN AUDIO DE ALAS ROTAS

Introducción a la versión en Audio.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Regreso a la alegría. Navidad 1995


(Versión definitiva del trabajo premiado en Navidad de 1975 en el concurso organizado por la Sección Femenina)

Es Navidad, y Juan Luis como los demás chicos, tiene vacaciones.
En su casa poseen un belén magnífico: grande, con muchas figuras, con un molino que no para de girar sus aspas, con luces que indican el paso del día a la noche..., y con un río con agua de verdad... Pero a Juan Luis lo que más le interesa del belén es un muchacho que normalmente su padre sitúa entre unas rocas, observando lo que ocurre dentro del portal.
—Papá, ¿quién es ese chaval?
—No lo sé hijo ¿Por qué lo preguntas?—, responde el padre distraído con la colocación de una ovejilla que tiene problemas para guardar el equilibrio.
Juan Luis queda mudo, no sabe responder, como tampoco sabe por qué interroga a su padre con esa pregunta.
Esta noche se ha acostado temprano, y ha conseguido dormirse muy pronto. El sueño va tomando forma…
*
Noche fría, apenas sin ruidos. Belén duerme con tranquilidad, impasible ante lo que acontece en sus afueras. Donde la vista se pierde, una lucecita brilla, temblando ante la oscuridad, la hierba está helada y cerca del portal se confunde con la arena suave, fina y fría, muy fría.
El portal es viejo; el techo está prácticamente derruido, la puerta —por llamarla así—, brilla por su ausencia; las paredes se sostienen milagrosamente; la madera está carcomida y además parece tener siglos de antigüedad. En el interior una mujer muy hermosa espera un hijo; junto a ella, un varón roído por el nerviosismo de la impotencia, al no poder hacer absolutamente nada en esos momentos... Acaso la ira le dure, pues la actitud del posadero al negarle un lugar bajo techo ha hecho posible la situación tan lamentable en que se encuentran…
… Por las calles cercanas al viejo establo, camina un muchacho haraposo… Quizá se ha perdido, acaso se haya escapado, puede que sea huérfano, o un hambriento, o un desesperado. De pronto, escucha el llanto de un niño  se acerca tímidamente, estremecido, como quien teme importunar a alguien que no lo aguarda. Encuentra unas rocas y se encarama a ellas; entre un resquicio de las paredes del establo ve a un lindo niño. La mula y el buey se acercan para darle calor. El niño está envuelto en pañales y reposa en un pesebre…
El gitanillo se queda pasmado por lo que está viendo. Después de un rato oye un canto y contempla a lo lejos una especie de nieve blanca que cae.
—¡Son ángeles!— grita admirado en voz baja.
De lo lejos, más allá del horizonte, llega un grupo de pastores con algunas ovejas y corderos, que se dirigen hacia el niño. El gitanillo se pasma más aún…, está a punto de caer de las rocas.
Cantan los pastores, Belén despierta. Primero el molinero que ve a los pastores y picado por la curiosidad, se acerca al establo. Al contemplar todo aquello, va a llamar al resto de los vecinos.
—Mesonero, me parece que unos forasteros han tenido un hijo. Los pastores han venido y están cantando. Es algo increíble… Creo que son aquellos que no aceptaste en la posada.
—No es posible ¿Qué me dices?
—Que sí, hombre, que sí, que han tenido un hijo… Anda corre despierta a tu mujer y a tus hijas y avisa a los que puedas. Yo llamaré a Juan, Deborah, Sara, Aarón… Por cierto, ¿no te parece que podrías llevar algo caliente de comer a la pareja, sobre todo a la madre? Y avisa a Rut que vuele al establo a revisar a la pobrecilla…
Todo Belén se encuentra alrededor del establo, atónito de lo que cuentan los pastores: que si una legión de ángeles ha descendido del cielo; que si les han dicho que Dios ha enviado a su hijo aquí a la tierra; que si cantaban algo así como Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad; que si les han dado como señal la descripción de lo que encontrarían en el establo; que si…
El establo tan viejo como es, parece revivir. La felicidad era grande, cuando la nieve se suma al acontecimiento... Así que el pobre José no tiene más remedio que buscar unos tablones y con la ayuda de unos pocos hombres parapetar, a modo de techo, la zona donde reposan el recién nacido y su madre, para que no se mojen.
*
Pasan las horas y el portal queda solo. La gente ha marchado a sus casas; el molinero a hacer su pan, mientras, piensa que la primera pieza será para la familia del establo; los pastores regresan donde sus rebaños admirados de todo lo que han visto y oído; un niño pequeño, que fue con su madre, se ha quedado dormido…
El portal se queda solo. El gitanillo baja de las rocas lentamente, quizá por no hacer ruido, acaso por estar ya entumecido. Por fin se acerca más decidido. Su rostro se ilumina, presiente que se aproxima a alguien importante; llega junto a la abertura que fue un día una puerta…
—¡Qué hermosura!— exclama admirado con voz tenue para no despertarlo…
Queda un instante el silencio de la noche callado; queda un instante el rumor del viento callado; queda un instante el rumor del río callado…
María con sus sublimes ojos, contempla la escena, no pierde detalle, lo guarda todo en su corazón; dulcemente, con una leve señal, manda pasar al chico.
—Hace tanto frío ahí fuera…
La hierba está blanca las estrellas, de pronto, ya brillan, y su luz temblorosa, como si sintiesen el intenso frío de la noche, pone al cielo un tono de invernal fiesta.
La lucecita sigue brillando con luz titilante…
*
De pronto, Juan Luis es despertado por la suave luz matutina…
—Vamos Juan Luis, que ya va siendo hora de levantarse, ¿no me dijiste ayer que hoy tenías partido con los amigos?
—Voy, mamá—, bosteza, más que contesta Juan Luis.
Lo primero que hace es ir a visitar el belén. ¿Dónde estará el chico de las rocas?, se preguntó atemorizado, al no verlo en el lugar en que le habían colocado la noche anterior…
—Anda, si está en el portal, y parece que duerme felizmente.

9 comentarios:

Amando Carabias dijo...

Aquí empieza la serie, propiamente dicha, una vez explicadas las razones que hasta aquí me han traído.
Con 13 años escribí la primera versión, que difiere en muy poco de ésta.

Resulta tan, tan... ¿inocente?

¿Ahora se entiende por qué uno tanto escribir historias con la Navidad?

Y aquí había ya una premonición que luego se ha ido cumpliendo, en concreto a partir del 1998: en seguida me interesó zambullirme en los momentos 'históricos' del nacimiento de Jesús.

Isolda Wagner dijo...

Lo que más me sorprende, no es la inocencia de un chaval de 13 años, sino la forma de escribir que ya te definía. No sé si el retoque del 95 ha influido; quiero creer que no. Hay algunos adjetivos propios de la edad, pero la esencia y, sigo asombrándome es la misma que hoy: las descripciones pausadas y adornadas. Solo faltan las metáforas que solo el tiempo y la práctica te ha llevado a dominar.
Como cuento, excelente; normal que lo premiaran. Buen comienzo.
Muchos besos navideños.

catherine dijo...

Me encanta como interpretas y transmites las maravillas del belén con el personaje del gitanillo. Bien zambullido en el misterio este futuro escribidor.

Amando Carabias dijo...

Por lo que recuerdo, Isolda las variantes están en algunas palabras para evitar repeticiones y quizá algún adjetivo.
La estructura está inalterada. Y pude cambiar el final, por ejemplo, o quitar al gitanillo que allí no pinta nada, o algo más sutil, pero que ahora con el paso del tiempo me llama más la atención, el ritmo de algunas de las frases...
Lo importante de este relato (suponiendo que tenga algo importante) es que fue el primero (bueno, el segundo) que escribí y el que definitivamente me abre la ventana de la escritura como posibilidad para emplear parte de mi tiempo libre, y allí hacer algo que me encanta.
Luego, tres años después, más o menos, quizá algo menos, ese horizonte adquirió un nuevo matiz llamado poesía.

Amando García Nuño dijo...

Independientemente de la inocencia (de la que no habría que abdicar) y la sintaxis juvenil, me quedo con la idea de ese sueño capaz de mover una figurita de sitio, capaz por tanto de modificar la realidad. Vaya, como deben ser los sueños de Amando.Empezamos bien. Hasta mañana.

Flamenco Rojo dijo...

Ya apuntabas maneras...

Amando Carabias dijo...

Amando: Querido tocayo, es curioso, pero cuando despierto no recuerdo qué he soñado o si lo he hecho... Luego cuando escribo a veces pasan estas cosas.

Pepe: Lo malo es que me quedé en apuntar. :))

Unknown dijo...

Qué tiempos aquellos en los que el personaje de un gitanillo era conmovedor... ¿Ahora?
Besos.

Amando Carabias dijo...

¿María Luisa, qué ha cambiado, nosotros, el gitanillo...?
Me gustaría regresar a esa inocencia, pero se perdió y sólo queda en el recuerdo.
Ahora quizá, lo más parecido, sea la ilusión, pero también nos la extirpan, casi sin anestesia, aunque lo intenten con sus mentiras.